Cuando el frío llega a la ciudad, los salones se convierten en refugios. Esta temporada de Invierno 2025, las tendencias giran en torno a lo esencial: colores que calman y objetos que cuentan historias. Ya no se trata de decorar, sino de sentir el espacio y crear un entorno que inspire y refleje la forma en que queremos vivir.
Contenido del Artículo
- 1. Bienestar sensorial
- 2. Sostenibilidad estética: materiales con historia
- 3. Neo-comfort: el nuevo lujo del silencio
- 4. Tecnología invisible
- 5. Micro-espacios de conexión
- 6. Colores que cuentan historias
- 7. “Slow lighting”: la nueva tendencia lumínica
- 8. Pequeños lujos cotidianos
1. Bienestar sensorial
El diseño de interiores da un paso más allá de lo visual. Los salones dejan de ser espacios para “mostrar” y se convierten en lugares que estimulan los sentidos y favorecen el bienestar emocional. Este bienestar comienza con los aromas: fragancias sutiles de madera, té verde o lino aportan sensación de limpieza y confort sin saturar el ambiente.
La iluminación se vuelve más dinámica y emocional. Una luz neutra por la mañana ayuda a tus huéspedes a activar la mente, mientras que una cálida al caer la tarde invita a relajarse. Y para las noches de invierno, añadir puntos de luz indirecta puede marcar la diferencia y crear una atmósfera envolvente.

2. Sostenibilidad estética: materiales con historia
La sostenibilidad deja de ser una tendencia y se convierte en un valor emocional. Los objetos que cuentan una historia han ido ganando protagonismo. Por lo tanto, la estética se vuelve más consciente, siendo igual de importante su origen y la huella que deja cada pieza en el espacio.
Algunas de las mejores opciones para incluir esta sostenibilidad estética en tu salón, es usar maderas recuperadas, cerámicas hechas a mano y tejidos reciclados. Elementos formados por estos materiales, evocarán tradición y artesanía. Además, para las texturas, puedes incorporar una alfombra tejida con fibras orgánicas o una lámpara de cerámica local, transmitiendo respeto por el entorno. ¡Se priorizan los materiales duraderos frente al “usar y tirar”, redescubriendo el valor de restaurar y reinventar lo ya existente!

3. Neo-comfort: el nuevo lujo del silencio
El lujo ya no se mide en metros cuadrados ni en objetos de diseño, sino en la capacidad de un espacio para transmitir calma. Hoy en día, el verdadero privilegio es vivir rodeados de serenidad.
Los colores adoptan una nueva suavidad: los tonos arena, gris arcilla o musgo apagado dominan las paletas porque difuminan los límites del espacio y generan una sensación de equilibrio. En lugar de contrastes intensos, se prefieren matices que fluyen entre sí, como si el salón respirara en calma.
El confort también se escucha. Las cortinas acústicas, las alfombras gruesas y las plantas de hoja ancha ayudan a absorber el sonido, creando un entorno que invita a desconectar. La textura vuelve a ser una aliada del bienestar: lanas, algodones o maderas mates que amortiguan tanto la luz como el ruido.
Este nuevo lujo del silencio resulta especialmente valioso en los apartamentos urbanos, donde el confort no depende del tamaño, sino de la sensación de refugio. Un espacio tranquilo, suave y silencioso se convierte en un auténtico antídoto frente al ritmo acelerado de la ciudad.

4. Tecnología invisible
El diseño interior del futuro ya no busca mostrar la tecnología, sino integrarla de forma sutil para mejorar la experiencia sin alterar la estética del espacio. En 2025, la innovación se vuelve silenciosa y aunque está presente, apenas se nota.
Los dispositivos inteligentes evolucionan hacia soluciones más discretas y funcionales. En lugar de llenar el salón de cables o aparatos, la tecnología se funde con el diseño con enchufes USB ocultos, luces LED integradas en estanterías o zócalos, y altavoces empotrados que llenan el ambiente de sonido sin ocupar espacio.
Las TV que desaparecen en paneles decorativos o los controles por voz integrados en lámparas y termostatos, reflejan esta nueva forma de entender la comodidad. Se busca recuperar la tranquilidad visual y mantener la calidez del entorno, sin renunciar al confort digital.
Esta tendencia encaja a la perfección en los apartamentos urbanos contemporáneos, donde cada metro cuenta. La llamada tecnología invisible combina eficiencia y estética artesanal, creando un equilibrio entre modernidad y calidez. El verdadero avance no está en tener más dispositivos, sino en que el espacio siga sintiéndose humano, ¡incluso cuando es inteligente!

5. Micro-espacios de conexión
En un mundo cada vez más digital y acelerado, los salones se rediseñan para recuperar la conexión humana. La tendencia conocida como “social corners” propone crear pequeños rincones que fomenten la convivencia y devuelvan al hogar su papel de espacio compartido. No se trata de grandes reformas, sino de prestar atención a los detalles y transformar un metro cuadrado en un lugar de encuentro.
Las ideas son sencillas, pero efectivas. Una pequeña barra para tomarse un café junto al sofá, invita a disfrutar de la pausa y la conversación. Las mesas redondas reemplazan a las rectangulares para favorecer el diálogo y la cercanía. Y los rincones de lectura con puntos de luz estratégicos, se convierten en refugios personales donde poder descansar y desconectar. Todo está pensado para generar calidez, cercanía y sobre todo momentos compartidos.
Se adapta especialmente a los apartamentos urbanos, donde el espacio es limitado. Diseñar microzonas funcionales, aumenta el valor percibido del salón sin necesidad de grandes inversiones.

6. Colores que cuentan historias
El color ya no se elige solo por moda, sino por la emoción que despierta. Este Otoño-Invierno, los salones se tiñen de matices que transmiten calma y autenticidad. La tendencia busca que cada tono cuente algo, ya sea un recuerdo, una sensación o una manera de estar.
El marrón cacao se impone como uno de los tonos protagonistas, ya que con su calidez evoca sensación de abrazo y seguridad. Frente a él, el azul pizarra aporta equilibrio y elegancia, ideal para contrarrestar la intensidad de los tonos tierra sin perder serenidad.
El rojo arcilla, con su matiz mediterráneo, conecta con lo natural y con la tradición artesanal. Se trata de un color que recuerda la cerámica y la tierra. Finalmente, la crema manteca se consolida como el nuevo neutro: es suave y versátil, actuando como un puente entre lo cálido y lo luminoso.

7. “Slow lighting”: la nueva tendencia lumínica
En el diseño interior de este año, la iluminación deja de ser un elemento funcional para convertirse en una herramienta de bienestar. Llega el concepto de “slow lighting”, una tendencia que busca que la luz acompañe el ritmo natural del día y del cuerpo, ayudando a crear ambientes humanos y equilibrados.
No se trata solo de elegir luz cálida, sino de adaptar la intensidad y el tono según el momento. Por la mañana, una luz suave y neutra estimula la concentración. Las lámparas con pantallas textiles, los puntos de luz indirecta y las bombillas smart vintage que regulan el color, ganan protagonismo.
La iluminación correcta transforma la percepción del salón: puede hacerlo más amplio, cálido o acogedor, dependiendo del matiz. ¡Pero ojo! También ocurre lo contrario: un solo punto de luz mal elegido puede romper la armonía de todo el espacio. Por esta razón, el nuevo lujo lumínico no está en la cantidad de lámparas, sino en la sensibilidad con la que se usa la luz para cuidar los sentidos.

8. Pequeños lujos cotidianos
El lujo ya no se mide en apariencia, sino en cómo nos hace sentir un espacio. Ahora se redefine a través de los pequeños gestos que transforman lo cotidiano en experiencia, como puede ser encender una vela o disfrutar del silencio después de un día largo.
Una manta de lana sobre el sofá, unas velas aromáticas con notas de madera o lino, o un difusor que perfuma sin invadir, crean atmósferas de confort. Cada elección cuenta, y debemos tener en cuenta que el objetivo no es llenar, sino cuidar.
En definitiva, el diseño interior actual pone el foco en crear experiencias que suman valor al alojamiento. Más allá de la estética, cada textura, color o detalle lumínico influye en cómo se siente quien habita el espacio. En un mercado cada vez más exigente, estos pequeños gestos marcan la diferencia y hacen que los huéspedes recuerden no solo el apartamento, sino la sensación de bienestar que vivieron en él.

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