Una de las principales preocupaciones de cualquier propietario es enfrentarse a impagos por parte de su inquilino. Esta situación, además del perjuicio económico, implica procesos largos y pérdida de tiempo. Aunque no se puede garantizar al 100% que no haya conflictos, sí se puede reducir considerablemente el riesgo aplicando ciertos filtros antes de firmar el contrato. A continuación, te explicamos cómo puedes elegir a inquilinos solventes y alquilar así tu propiedad con mayor tranquilidad.
1. Establece tus propios criterios
Antes de publicar el anuncio, define con claridad a qué perfil de inquilino quieres atraer: estudiantes de máster o intercambio, profesionales desplazados por proyecto, teletrabajadores, familias en traslado temporal, etc. Deja por escrito tus criterios de encaje (duración preferida de la estancia, número de ocupantes, política de mascotas, si se permite trabajar desde casa, cuidado del mobiliario, etc.). Con esto filtrarás mejor desde el primer contacto y ahorrarás visitas que no encajan con lo que estás buscando.
2. Solicita la documentación necesaria
En la mayoría de casos, la documentación debe confirmar identidad, capacidad de pago y motivo/duración de la estancia. Te recomendamos solicitar:
- Documento de identidad (DNI, NIE o pasaporte)
- Motivo y fechas de la estancia (carta de admisión, carta de empresa, programa académico o similar)
- Contrato de trabajo o carta de la empresa (para desplazados/corporativos)
- Últimas nóminas o comprobantes de ingresos (autónomos: facturas recientes o resumen de ingresos)
- También puedes pedir referencias de anteriores alojamientos
Solicitar esta información protege a ambas partes y establece una relación basada en la confianza y la transparencia desde el principio.
3. Evalúa la capacidad de pago (sin fórmulas rígidas)
Con la documentación en mano, el siguiente paso es valorar la estabilidad y la coherencia de los ingresos. Fíjate en los siguientes aspectos del potencial inquilino:
- Regularidad de los ingresos o respaldo del pagador (empresa/garante)
- Coherencia entre lo declarado y los documentos aportados
- Método de pago claro y recurrente (transferencia/TPV) y titularidad coincidente
- Capacidad de respuesta y orden en la entrega de documentación
Si el perfil es justo pero encaja, puedes reforzar con garantías adicionales acordadas por escrito (por ejemplo, depósito de alquiler, garante personal o validaciones adicionales).
4. Conoce mejor a tu inquilino
Durante la visita a tu apartamento, puedes aprovechar para establecer un contacto más personal y así conocer mejor al futuro inquilino. Sin invadir su privacidad, aquí tienes algunas preguntas útiles:
- ¿Cuál es el motivo de la estancia y las fechas previstas?
- ¿Cuántas personas convivirán y a qué se dedican?
- ¿Tienes referencias de estancias previas?
Observa si responde con claridad, muestra interés genuino por el piso y mantiene coherencia con los datos ya aportados.
5. Solicita referencias de calidad
Si el inquilino ha alquilado previamente, puedes pedir referencias de su anterior alojamiento o del titular de la reserva (en caso de estancias corporativas). Una respuesta breve sobre puntualidad en pagos y cuidado de la vivienda aporta mucha tranquilidad. Si hay reticencias o evasivas, tómalo como una señal de alerta a considerar.
6. Señales de alerta que podrían indicar futuros problemas de pago
Detectar a tiempo ciertos comportamientos te ahorra dolores de cabeza:
- Documentación incompleta o que llega con demoras constantes
- Incoherencias entre lo declarado y lo aportado (fechas, empleo, número de ocupantes)
- Presión por acelerar el proceso o saltarse pasos (sin verificación ni contrato revisado)
- Resistencia a métodos de pago trazables o a firmar por el titular real
- Referencias evasivas o imposibles de comprobar
- Cambios de versión frecuentes sobre el motivo o la duración de la estancia
- Actitudes agresivas o poco respetuosas en fases tempranas
7. Cómo gestionar emocionalmente la situación con un inquilino moroso (sin perder los nervios)
Tener que lidiar con inquilinos que no cumplen con la renta, es emocionalmente agotador para un propietario. Lo mejor en estos casos es mantener la calma y evitar que la tensión suba y empeore la situación. La clave está en actuar con serenidad y método:
- Separa la persona del problema: céntrate en hechos, fechas y comprobantes
- Define un canal directo (email/teléfono) y un calendario de comunicación
- Documenta todo (mensajes, acuerdos, comprobantes), con tono breve y profesional
- No entres en discusiones: evita personalizar; reitera el punto y la siguiente acción
- Cuida tu bienestar: si la conversación se vuelve hostil, interpón pausas y, si es necesario, delega
- Escala con criterio: cuando se bloquee la comunicación, deriva a soporte profesional manteniendo la calma
Si quieres evitar todo este dolor de cabeza, te recomendamos contar con una agencia especializada. Esta, reduce fricciones y riesgos, actuando como tercero neutral y aplicando protocolos que evitan la improvisación: filtros de solvencia y referencias antes de la firma, documentación estandarizada, métodos de cobro trazables y registro de cada interacción.
En conclusión, prevenir impagos no va de desconfiar, sino de tomar decisiones informadas desde el principio. Con buenos filtros, documentación adecuada y conversaciones claras, protegerás tu rentabilidad y disfrutarás de relaciones más fluidas con tus inquilinos.
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